Bancos españoles: ¿’deep value’ o ‘value trap’?

Volver… como en el tango de Gardel, la verdad es que cuesta. No han sido veinte años, pero lo han parecido. Cuando el verano termina y se vuelve manos a la obra hay que desentumecer músculos para darse de cuenta de que las inercias continúan: hoy seguimos escribiendo, capítulo a capítulo el futuro de los cimientos del sistema bancario. 

La semana pasada el Banco de España emitía una nota informativa sobre las ayudas financieras públicas derivadas del proceso de recapitalización bancaria entre 2009 y 2013. Una nota que es previa a la siguiente revisión de la calidad de los activos de los principales bancos a nivel europeo por parte de la European Banking Authority (EBA). Es decir, una nueva ronda de stress test para evaluar el estado de forma de las entidades financieras. Ésta tendrá lugar en 2014. Tocaba en 2013, pero fue retrasada. Antes de los stress tests habrá a nivel doméstico las denominadas asset quality reviews, revisiones de la calidad de los activos (3t13-4t13). Sin ellos no se podrá avanzar en el diseño definitivo del Mecanismo de Supervisión Único (MSU) europeo. ¿Por qué? En el fondo, esos procesos de revisión van encaminados a homogeneizar la información, a revisar cómo clasifican las entidades financieras los activos y cómo están valoradas. Todos debemos contar con reglas homogéneas. No es cuestión pequeña y tiene por destinatarios a los sospechosos habituales: España y su sector bancario a la cabeza. 

¿Cómo…? ¿Qué todavía no hemos limpiado los balances? ¿Qué seguimos resultando opacos a ojos de terceros? Pues sí. La vuelta de tuerca que se viene dando desde antes de verano con los préstamos renegociados es, por ejemplo, un eco de la desconfianza en ciertos agentes en parte de los 1,5 billones de crédito OSR, otro sector residente. En concreto de unos 190.000 millones de € (recordemos que Fitch evaluó las provisiones adicionales derivadas de la nueva normativa del BdE en hasta 10.000 millones de €). 

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La nota del Banco de España que antes referíamos puede ser perfectamente considerada un ejercicio en aras a la transparencia y que cubra alguno de los déficit percibidos por terceros. Así, el BdE nos ha recordado varias cuestiones relativas a las ayudas públicas que hacen más fiable nuestro sistema frente a quienes dudan:

  • Las ayudas públicas a la banca española alcanzan los 61.366 millones de €: FROB 1, FROB 2, ayudas con cargo al Programa de Asistencia Financiera (el “rescate bancario”).
  • El sector ha podido contar además con avales del Estado para sus emisiones mientras el mercado permanecía cerrado (hasta 3t12 aproximadamente).
  • La banca cuenta con otros 35.681 millones de € en ayudas públicas contingentes en forma de esquemas de protección de carteras de activos (EPA), que se han empleado para “incentivar” la concentración y que en último término suponen un ahorro en dotaciones de provisiones a quienes los disfrutan. Éstas ayudas contingentes a 31 de diciembre de 2012 ya habían supuesto 6.506 millones de € de pérdidas.
  • Sin carácter de ayuda específica tenemos también la participación del Estado en la SAREB y la consiguiente transmisión de riesgo a este vehículo desde los bancos. 

Dos reflexiones ante las masivas ayudas públicas. La primera: restituir la solidez del sector bancario está costando al dinero público, el de todos, un notable esfuerzo. Este esfuerzo requeriría de máxima diligencia y transparencia. No quiero entrar en los riesgos morales, que añadirían otro capítulo adicional. La segunda: la responsabilidad de los gestores de aquella banca está diluyéndose. Se castiga a “la banca” como ente, cuando lo que hay de por medio son gestores inútiles o aún peor, imprudentes. A la élite extractiva de Molina no sólo han pertenecido políticos desaprensivos, sino gestores de bancos. Pero, no nos desviemos del objeto de este post.

Los males que aquejan a la banca de la Unión pueden encuadrarse, como recuerda el Report on Risks and Vulnerabilities in the European Union’s (EU) Financial System, en cuatro categorías:

  • Las relativas al marco macroeconómico, que apunta a mejor, pero siempre desde el reconocimiento a que esta recuperación aún está en fase tentativa y es extremadamente débil.
  • Las relativas al hecho de que el entorno de tipos extraordinariamente bajos se hace persistente. Seguro que sobre este punto podríamos discrepar. Si los tipos están bajos es para, entre otras cosas por supuesto, permitir condiciones más laxas en el acceso a los mercados a las entidades financieras.
  • La persistente fragmentación, que ha alimentado el loop riesgo soberano – riesgo bancario, que hace que la operativa intra-UE transnacional se haya contraído de forma notabilísima y que en último término afecta a las condiciones de acceso al crédito según regiones o sectores.
  • Y, finalmente, el ya mencionado halo de dudas sobre la valoración de determinados activos en los balances y la divulgación de riesgos específicos.

El primero de los puntos mejora, lo sabemos. El segundo, es un salvavidas por ahora  que tiene aspecto de perdurar en la parte corta de la curva. El tercero, empieza a ceder de forma liviana. Y el cuarto sigue cerrando capítulos.

Si recordamos las palabras de Draghi:

I am pretty confident that we will not repeat the mistake we made two years ago,” “We don’t want to repeat the mistakes of the past,…If a jurisdiction, if a country, if a monetary area embarks into an asset quality review or a stress test or any exercise into the state of health of the banking system, the result of which could be to identify capital shortfalls; it is absolutely essential that both the markets and the supervisor and governments know what is going to be done by the shortfall”. “We cannot undertake such an exercise without knowing what will happen if there are shortfalls,

Parece que va a tomar más tiempo del inicialmente estimado el tema de las revisiones, pero esto es el mejor signo de que el plan de acción alternativo (los backstops que demanda Draghi) se diseñan a la vez. Si eso es así, podríamos decir que las revisiones de la calidad de activos y los stress tests, no serán fuente de volatilidad aguda, ni persistente. Y si aparece, tendremos una oportunidad de arbitrarla.  

Hay que prestar atención por supuesto a la valoración de los bancos en España, ¿cómo han de cotizar? La revisión a algunos elementos nos puede dar ciertas pistas.  

  • A nivel Margen de Intermediación (NII):
    • Por el lado de los volúmenes de activo (crédito sobre todo) seguimos tanto con el desapalancamiento como con el PIB real dominando una dinámica de tasas de crecimiento pobre. Una dinámica que sólo se compensa parcialmente con el precio más alto fruto de la fragmentación en nuevas operaciones, así como de las condiciones de crédito más restrictivas de las entidades financieras.
    • En el pasivo, habiendo cesado la intensa presión de 2011, las entidades financieras puede que encuentren un resquicio para la mejora. Los depósitos OSR según banco de España se sitúan en tasas de crecimiento cercanas al 7% y el repricing jugando a su favor por primera vez en tiempo.
    • En resumen, probablemente el NII vaya de menos a más en estos trimestres, pero sin alcanzar dinámicas épicas. El rango 0%-5% sigue siendo el más probable. Y eso, con las dudas particulares de elementos como los suelos hipotecarios (dramas para Banco Popular o Banco Sabadell).
  • A nivel comisiones, la dinámica no augura crecimientos superiores al PIB nominal a medio plazo.
  • Por el lado de los costes, los gastos de personal y gastos generales serán la manija de ajuste (menos oficinas, menos empleados, restricción de otros gastos). Mientras que las provisiones aún se verán sometidas a ciertas presiones propias de los ajustes finales mencionados anteriormente (recordemos que estamos en niveles de cobertura <65%). 

Metido todo ello en la coctelera de las valoraciones bancarias, parece que los RoAs se mantendrán difícilmente por encima del 1,0%; mientras que los RoE ajustados de largo plazo en pleno desapalancamiento tendremos suerte si se sitúan en la banda 5%-10%. Estos datos, para cifras de crecimiento potencial bajas, próximas al PIB y accionistas dispuestos a exigir una prima de riesgo más elevada, nos dejan a un sector bancario doméstico que parece que cuenta con escasas probabilidades para cotizar a medio plazo por encima de 1,0x precio-valor-en-libros

Esta referencia, por supuesto, admite distribuciones heterogéneas que dejan a los bancos de sesgo más doméstico con menos margen de mejora y a los más internacionales con más palancas que vigilar.

RoE vs PBV

 

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