El corazón tiene razones que la razón no entiende (por David Tomás Navarro)

Cuando Juan Luis me propuso escribir una entrada para el Rage Against The mARKETS tratando temas “de esos de behavioural que te gustan”, automáticamente pensé en Kahneman, Ariely, Barber y Odean, Shiller y compañía. Pero entonces, hace unos días, el Wall Street Journal en su página de mercado, MarketWatch, nos regaló cinco gráficos del comportamiento psicológico del mercado y  el sesgo de alguno de los participantes en los mercados, en la toma de decisiones. [Aquí]

La máxima de las teorías sobre los mercados eficientes tiene que ver con el comportamiento racional de los inversores en su toma de decisiones. Hoy ya sabemos que ningún inversor a ningún nivel es “tan” racional a la hora de decidir si comprar o vender un activo en Bolsa como dice la teoría. Todos estamos condicionados por nuestras emociones y éstas toman muchas veces los mandos a la hora de ejecutar las distintas opciones que nos proporciona el mercado ¿Esto es malo? No necesariamente como defiende uno de los académicos que más tiempo ha dedicado a estudiar el funcionamiento de la mente humana en lo que a toma de decisiones se refiere, Daniel Kahneman, en su último libro “Thinking Fast and Slow” [aquí]. El instinto tiene muchas veces la solución correcta al problema y la razón lo único que hace es retrasar esa decisión. 

emociones

Lo que sí hay que tener claro es que a pesar de lo bien que nuestro raciocinio diseccione y analice una serie de variables y a través de ello tome una decisión de inversión, seamos profesionales de los mercados o no, nuestras emociones sesgan nuestra toma de decisiones. Sirvan como ejemplo los momentos actuales de mercado. Hace un mes el mercado de renta variable americano iba marcando máximo histórico tras máximo histórico diariamente; hoy toca lo contrario, aquellos clientes que a 1.680 del S&P 500 estaban dispuestos a comprar, “porque se nos está escapando el mercado”, hoy 110 puntos por debajo de esos niveles, todos quieren vender a la orden de: “sácame de aquí a cualquier precio”. 

Pero no pensemos que esto es exclusivo de los clientes minoristas. La semana pasada antes de la reunión del FOMC y la rueda de prensa posterior de Bernanke, una de las grandes casas de análisis cambió la recomendación que tenía sobre el tipo de cambio EURUSD, modificaban el objetivo a final de año desde 1,24 dólares por euro a 1,40 (¡¡¡¿¿??!!!) ¿Cómo lo justificaban? Dejémoslo en que utilizaban argumentos algo “forzados” ¿Qué había pasado para cambiar de esa manera su recomendación justo cuando una salida del QE, y por tanto una subida de tipos de interés, favorecía las tesis de un dólar más fuerte? Pues simple: que el “sell off” vivido en las divisas emergentes, casi siempre cubiertas con posición en dólares, obligaban a vender dólares también, con un yen y un franco suizo intervenido, lo lógico era hacer escala en el euro, y este se revalorizó frente a todas las divisas dólar incluido, y cuando cotizaba a 1,34 el tipo de cambio entre ambas divisas y sobre todo porque hacía justo el movimiento contrario al esperado, esta casa cambió su recomendación.  

También es de sobra conocido el optimismo crónico de lo que se conoce como el consenso de mercado. No hay ninguna casa de análisis que tenga en ningún momento o circunstancia del mercado más recomendaciones de venta que de compra en el universo de compañías que analizan. Y no hace falta hablar de las previsiones económicas de los organismos internacionales, ya que ellos mismos delatan su incapacidad de adelantar ninguna crisis. 

Otro de los sesgos inherentes y que hay que tener claro cuando se opera en los mercados son los incentivos de cada participante. Y es que el ser humano se mueve por incentivos, sobre todo en lo que a decisiones económicas se refiere. Sólo hay que leer algunos de los estudios del economista americano Steven D. Levitt, es más vale con leer su libro Freakonomics que escribió con el periodista Dubner, para hacerse una idea de que es lo que motiva algunas de los análisis y recomendaciones de los grandes “expertos”. [Aquí]

Aquí hay que hablar de los analistas del “sell side. Esos que trabajan para un broker y que cobran por operativa realizada. Lo primero que hay que entender es que los que te llaman para comentar la sesión y las oportunidades siempre tienen oportunidades que venderte. Cuanto más operes más ganan. Son vendedores y se comportan como tal. Nunca olvidemos esta cuestión al analizar esa magnífica idea que te recomiendan para hoy. Algo similar pasa con los gestores de fondos, la inmensa mayoría se enfrentan  (nos enfrentamos) a los benchmarks, la vara de medir su gestión. En muchos casos puede resultar difícil defender posiciones de convicción que se comporten peor que el benchmark. Eso del “largo plazo” es una quimera y en el fondo nos acaba pasando lo mismo que a los minoristas: la mitad del tiempo nos lo pasamos persiguiendo al benchmark. Y es que es muy difícil de justificar ante tus clientes posiciones defensivas con los índices en máximos históricos, a pesar de que no te creas la subida (o bajada), ya que ellos toman decisiones de traspasar su dinero a otro fondo, en base y de manera casi exclusiva a la rentabilidad de los vehículos en el corto plazo. Y que salga dinero del fondo que gestionas o que generes menos rentabilidad que tu índice de referencia afecta a tu salario, un incentivo como podemos imaginar, es de gran importancia para el gestor en cuestión. 

Finalmente, hay algo que siempre se repite en todos los ciclos de Bolsa: el comportamiento humano. La subida o bajada de la Bolsa se puede deber a una u otra variable, pero la reacción emocional de los participantes en el mercado es la misma en cada ciclo, sobre todo si hablamos de su comportamiento conjunto, pero eso ya para un próximo post.

Ciclos de Emociones en la Bolsa

1 thought on “El corazón tiene razones que la razón no entiende (por David Tomás Navarro)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *